martes, 17 de julio de 2012

A una semana de la Conferencia Nacional de Trabajadores: un poco de mi experiencia

Vuelvo después de muchas semanas de estar ausente en este blog, al grupo de Facebook lo tuve menos abandonado, pero hacia bastante tiempo que me tomaba un rato para colgar algo. El estudio, la militancia, el trabajo me había alejado un poco de estas líneas que me gustan tanto expresar. Hoy no vengo con literatura ni arte, aunque Emmanuel Soria y Martín Martz son parte de un todo. Son militantes de un partido revolucionario, son estudiantes de historia, son escritores. Pero no puede haber arte, expresión humana sin razón, y mi razón va mucho más allá de hacer algo “bonito”. Quiero mostrarles a todos lo podrido que está este mundo, el que nos quieren hacer creer como el único posible. Y en ese sentido vienen estas líneas. Con mucho esfuerzo, desde los confines de la soja, con mis camaradas del Partido de los Trabajadores Socialistas, juntamos peso por pero para irnos a la Conferencia Nacional de Trabajadores. 

No quiero centrarme mucho en los hechos específicos de la Conferencia porque para eso voy a dejar adjuntada una nota del semanario La Verdad Obrera, y en la Web hay muchos videos sobre las intervenciones de los participantes. Me interesa dejar unas líneas sobre las sensaciones. 

Más de una vez escuché el dicho de que uno es lo que la geografía donde vive es. Esas palabras son igual de supersticiosa que leer un horóscopo un domingo a la mañana. Pero podríamos reformularla y adquiriría otro significado. Podríamos decir que uno se construye socialmente dependiendo del lugar donde vive. Por eso muchas veces es difícil militar en un lugar fuertemente agropecuario, donde las fabricas escasean, donde la mentalidad es conservadora, y muchos otros etcéteras. Y muchas veces uno debe convivir y enfrentarse con esa mochila. Porque muchas se termina flaqueando y creyéndose las “mentiras de los poderosos”, el “no te metas”, el “te van a matar”, “trotskos de mierda”. Pero estar en la conferencia fue como una bocanada de aire fresco, de oxigeno revolucionario. Fue una muestra empírica de que no somos unos trastornados que luchamos por utopías. Nada de eso, los cuatro mil estudiantes y trabajadores que nos hicimos presentes ahí, mostramos que somos una organización con incidencia en la realidad y que tenemos las ideas más que claras. Más allá de la gripe que tenía, más allá del sueño, estar ahí me hacia acordar a los primeros años de militancia, quizás con las ideas más claras, menos románticas, pero igual de fervorosas. 

Lo que más me gratificó, no fue la cantidad, sino la calidad del escenario. Ver a representantes de 140 sindicatos del todo el país, a los referentes clasistas más importantes discutiendo codo a codo para borrar a la burocracia traidora de los sindicatos y para conformar un partido de los trabajadores, no tuvo comparación. Yo como estudiante me sentí orgulloso, porque más que nunca nuestras consignas que gritamos día a día en las Universidades y en los trabajos se hizo carne, los obreros y estudiantes juntos y adelante. 

Tampoco pude evitar emocionarme con muchas de las intervenciones de los compañeros. Cuando habló Humberto, camarada inmigrante trabajador de la esclavista industria textil, no pude no dejar humedecer mis ojos cuando contaba lo que soportan los trabajadores inmigrantes en la Argentina. Las 16 horas, el dormir al lado de la maquina de cocer. Pero lo más importante es como está convencido de que el fin de la miseria, de las fronteras, de la xenofobia, está en acabar a este mundo plagado de muerte, miseria y explotación. Ahora me acuerdo de mi personaje de un relato que se llama “el joven del encendedor”. Escuchándolo a Humberto, mi personaje es de cartón, es nada, porque la ficción no puede suplantar el verdadero terror de la realidad de explotación y opresión capitalista. 

O también escuchando a las compañeras trabajadores discutiendo a la par de sus compañeros, superando el dilema feminista, donde el varón es el enemigo sin importar la clase. Me quedaron grabadas las palabras que decían algo así “las mujeres no estamos atrás del varón, estamos codo a codo en la lucha”. 

O el compañero Tomas, leyendo la importancia de fortalecer un movimiento LGTB junto a los trabajadores, donde la opresión por la libertad sexual se romperá cuando se rompan las cadenas que imprimen el capitalismo y sus Iglesias. 

No quiero hacer una crónica, sino marcar la importancia de todo ello. Por eso lo que más me llevo es ser aún más convencido de mis ideas. La fuerte convicción de que el Estudiantado debe ser aliado de los trabajadores en la lucha, en las calles. Que es necesario borrar a la burocracia de los sindicatos. Pero sobre todo, es necesario crear un partido de la clase trabajadora, que sea la organización encargada de hacer volar por los aires a este sistema que no tiene nada que dar, solo muerte y destrucción. 



Acá les dejo una nota sobre la conferencia que quería compartir con ustedes.

1 comentario:

  1. que fervor papa !!! ...feliz dia emma soy ricardito !!!

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