sábado, 20 de septiembre de 2014

Sobre las fijaciones. Poema: El lamento de la muerte

Supongo que todos tenemos fijaciones, ideas recurrentes. No cualquier idea, quizás más parecidas a las que atormentaban-o fascinaban- a aquel personaje que con Berenice eran primos. Ideas que recorren nuestros pensamientos, una vez, dos veces, muchas veces. Bueno, este poema, es por enésima vez parte de esas fijaciones. El Terror no es más que lo que la realidad, su sistema de valores, y sistema productivo ha cargado sobre nuestras cabezas. 


El lamento de la Muerte

Ha enroscado su cuello en soga,
expectante.
Ha mirado el espejo de su gris
Y se ha visto enjoyado
de dorado dolor
que ha endolorado.
Las valkirias han amado su carne y su sangre
Ha sido coronado
Ha sido coronado.

Ni siquiera la calidad de la soga
Ni siquiera.
El dorado dolor no hará nada
El dinero no hará nada
La Muerte no entiende
de asuntos de los hombres

Violetasangre,
y las garras del animal lucha por librar su cuerpo
no su alma
Las garras no hacen nada,
la soga no ha cedido
Sigue de un temblequeo
Y el silencio
y la soga deja de amacarse.

Lo despertaron los estruendosos llantos,
de la Muerte
Asombrada
el de la soga
el del dorado dolor.
Preguntó.
Y contestó
la Muerte
Que la causa era su egoísmo
el de la soga

Asombrado
El de la soga dorada dolor

Y contestó
la Muerte
Lo agobiada del cansino labor.
Las muertes que debía presenciar
las miles y miles más

Y las lagrimas
salinos diamantes
Y la voz no voz
de la Muerte:
“Insensato.
Ante tanta labor mía
osas usar mis maestrías.
Insensato.
Tanto aborto en fosa común de patio prostibulario
Tanta divisa con nombre de mujer,
y riñones vendidos y comprados
como cual oferta y demanda.
Y esas burkas que adornan cuerpos con nombres de mujer,
También.
Y manos teñidas de cal
y cemento enconcretado
No ves, insensato
insensato mil veces
Que tu vida
es una más
una más insensato. 










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