sábado, 12 de abril de 2014

Cuando conocí al joven suicida Nalé Roxlo (poema "La Sirena")

A veces las casualidades sorprenden y hasta nos queda una pequeña marca, como un raspón de algún alambre, que terminan formando historias que recordaremos.
Y hoy fue uno de esos días, gratos por cierto.

A la tarde, una de esas tardes anaranjadas, donde el invierno convirtió en anocheceres siendo tan sólo las
cuatro de la tarde. Escuchando un tema que referenciaba sobre la Mascara de la Muerte Roja, me disponía a devolver unos libros en la biblioteca que pertenece a la Cámara de Diputados. Al llegar allí me avisaron que no había luz, que la habían cortado, que si podía esperar unos minutos a que volviera porque el sistema de préstamo estaba digitalizado, y otros etcéteras. Solo atiné a afirmar, y me dispuse a buscar algún libro que me quitara el aburrimiento. En una de las mesas que hace la mayoría de veces de mostrador de lo “más buscado” encontré, entre otros libros, como la Trilogía de Bodoc, uno de los libros que andaba buscando: la poética de Olga Orozco. Sin embargo no andaba con ganas de leer poemas en ese sitio. Ahí fue cuando vi el libro, que de manera insospechada me hace escribir estas palabras. Era el libro que sacó el periodista Daniel Balmaceda “Romances argentinos de escritores turbulentos”. Para una persona que estudia historia, y que no es muy amigo de la mayoría de la literatura comercial, Balmaceda es algo así como un cantante que es producido, e inventado, por el mismísimo Disney. Pero tampoco soy alguien que le quite el sueño o milite por una especie de purismo “cultural”, que no sería otra cosa que caer en un snobismo necio.
Pero yo estaba ahí, la sala de lectura todavía estaba teñida del naranja anochecedor del no anochecer, y el libro trataba, en última instancia, de literatura e historia, y de chusmerio, y aunque lo neguemos, el chusmerio es como la caja que abrió Pandora…    
Así que me lo puse leer, pase sin darme cuenta unas treinta páginas, y si bien no me disgustó y cumplió el cometido por el cual lo elegí, no sería un libro que leería. Pero cuando me estaba convenciendo, que era un libro mediocre, con un escritor igual que el libro, aparece un capitulo que se llama “Conrado Nalé Roxlo y un amor imposible”. Sin saber quien era el susodicho, me dispuse a leer, y ahí encuentro de una persona que al estar dispuesto, convencido de suicidarse en el lago de Palermo, no lo pudo hacer por la baja profundidad que tenía ese lago rodeado de bosque. Y la causa de quitarse la vida del joven poeta, no era otra que la esperada, el mal de amor.
Ya ni siquiera recuerdo del todo la historia, pero me quedó grabado una cita que realiza el periodista escritor del capitulo, y es un poema que redacto, como una despedida sorda, a la joven a la que no le pudo corresponder su amor. El poema era muy bello, que coronándolo con el fin que quería dar a su vida, daba forma a un desenlace de lo más trágico que se hubiese conocido. El poema decía así:  

Perdón por su tu clámide impoluta
salpicara mi sangre de suicida.
Mas ¡ay¡ Señor, equivoqué la ruta.
Y ya no hay vida para mi en la vida.
Perdóname, Señor, mas soy la fruta
Que antes de madurar ya está podrida.

La historia culmina, que los 70 cm. que tenía el lago lo desistió de quitarse la vida, y nunca más lo hizo, pero quedó ese poema, joven y profundo, que hizo que me acordara de un libro que en otras situaciones lo hubiese olvidado como tantos otros.
Y para recordar, al que yo apenas escuché nombrar en ese libro, les dejo un bello poema de él, titulado “La Sirena”.

La sirena
Va la sirena muerta por el río
con una flecha al  corazón clavada
y desde la ribera desolada
mis lágrimas la siguen por el río.

Mía no fue, pero fue un sueño mío.
¿Quién la devuelve al mar, asesinada?
¿Por qué pasa ante mí, muerta y dorada?
¿Dónde perdió su corazón y el mío?

¿En qué arrecife de coral distante
irá a encallar su frágil hermosura?
Con ella encallará mi sueño amante.

Y del dardo mortal la pluma obscura
anunciará en la tarde al navegante
que allí tiene la mar más amargura.


Les dejo para acompañar un tema de una de las bandas que más me gusta en la actualidad: los franceses “Soror Dolorosa” con “Low End”.



No hay comentarios:

Publicar un comentario