sábado, 16 de mayo de 2015

Poema, metatextos, música under: El Monstruo y el sueño (Música: Midnight Odyssey - Starlight Oblivion)

El Monstruo y el sueño

Infeliz es aquel a quien sus recuerdos infantiles sólo traen miedo y tristeza. Desgraciado aquel que vuelve la mirada hacia horas solitarias en bastos y lúgubres recintos de cortinados marrones y alucinantes hileras de antiguos volúmenes, o hacia pavorosas vigilias a la sombra de árboles descomunales y grotescos, cargados de enredaderas, que agitan silenciosamente en las alturas sus ramas retorcidas. Tal es lo que los dioses me destinaron... a mí, el aturdido, el frustrado, el estéril, el arruinado; sin embargo, me siento extrañamente satisfecho y me aferro con desesperación a esos recuerdos marchitos cada vez que mi mente amenaza con ir más allá, hacia el otro.
El Extraño. H. P Lovecraft



He soñado, de nuevo




La he soñado como no se sueña a quien se sueña.
La he soñado
Era tan real como la muerte,
como mis asimetrías, como lo que soy y no quise ser.
Ahí estaba
Desnudandose entre labios mudos,
pero me miraba
me miraba y no temía
No le daba miedo, no le daba asco.  
Y no hablaba porque las palabras no alcanzaran
No hay palabras en los sueños
No hay palabras para los monstruos.

Trato de recordar todo,
pero los granos de arena se me escapan de las manos
e intento una y otra vez, pero es inútil.
Solo la veo muda mirando lo que no teme
pero ya no recuerdo sus ojos.
no son más que huecos negros,
granos de arena que golpean el suelo,
mientras, inútilmente, quiero evitar la fatalidad.

Se ha quitado la remera de marfil, blanca, me lastima los ojos
y me muestra su cuerpo de mentira.
Y esos ojos huecos no han dejado de mirar al monstruo,
al que no teme, y hasta quizás ama, o solo compadece.
Pero no teme.

Cuando salí del Castillo subterráneo
y los espejos anunciaron mi deformidad
atravesando el pecho bestial,
no he deseado el amor de nadie
nadie puede amar a quien no se ama
y los monstruos no conocen del amor.
No le han enseñado, no lo han aprendido.

Y ella aparece en sueños

En el sueño que la sueño como no se sueña a quien se sueña.
En el sueño que la sueño
una y otra vez
pero no logro ver sus ojos
ni mis manos que la han seguido
hasta su desnudez.
Y la han tocado, tan real que lastimaba,
Y sus ojos de abismo que no dejaban de mirarme
Y desnudaba su cuerpo blanco de arena
He regresado al castillo subterráneo
He roto todos los espejos
Trato de recordar esos ojos
que no temían mi aspecto de monstruo.
Aunque quizás ya no esté el castillo, ni ojos, ni monstruo.
Solo arena infinita que recuerda lo que fue el mundo.
Pero alguien una vez, no temió el monstruo
Y desnudó su cuerpo blanco ante su aberración.
El mundo ya puede descansar en paz, sin espejos.





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