jueves, 2 de febrero de 2012

Luciano, Lucianos: el rostro y el de tantos otros

Hoy les quiero dejar un poema que lo escribí en conmemoración a cumplirse tres años de
la desaparición forzosa de Luciano Arruga en Lomas del Mirador, en manos de la policía Bonaerense. Luciano fue desaparecido por la Maldita Policía cuando se negó a robar para esa fuerza represiva. Solo queda para decirles que este hecho como el de tantos otros “Lucianos” muestra cual es el verdadero fin de las fuerzas represivas: asesinar al pueblo pobre y trabajador, jalar el gatillo con autentico odio de clase. La verdadera inseguridad son las fuerzas represivas que son los cabecillas del narcotráfico, la trata y los robos. Inseguridad es la dictadura patronal, que encima cuando levantas la cabeza, los que se encargan de arrancártela son ellos mismos. Así que acá les dejó este poema, POR LA APARICIÓN CON VIDA DE LUCIANO ARRUGA Y LOS TANTOS OTROS QUE NO TIENEN NOMBRE. 


Luciano, Lucianos: el rostro y el de tantos otros
A Luciano Arruga y los tantos otros Lucianos asesinados por el gatillo del odio de clase

Irónica y paradójica realidad consternada
En tierras de siembras y cosechas,
de brotes herbicidas.
Han enterrado y regado con sangre
a tantos cuerpos de tantos Lucianos
Sembrados bajo tierra
para que crezcan y germinen
germinen en tallos de olvidos olvidados
en flores color desprecio
con jugo ensangrentados de olvido mentira engaño

Un Luciano, dos Lucianos
tantos Lucianos
con rostros de tantos otros
maniatados con sogas de prejuicio servil
con las manos de la inseguridad uniformada
inseguridad que fue la tuya Luciano
la tuya y la de tantos otros.
Obligados a robar lo que ya te habían robado Luciano
desde que naciste, como tantos otros
Fuiste enterrado con la tierra de tu negación
Como soja, soja Luciano
Soja plantada con las manos de uniformes pútridos
enterraron tu rostro como el de tantos otros

Ironía paradójica
Congoja consternada
El uniforme tiránico
el que viste de mil rostros nombrados
te verá florecer en frutos de sangre y podredumbre.
Tus manos vegetales, viejas de tanto esperar
lo sepultaran y regaran, tu Luciano y los tantos otros
en los campos sembrados, en los suelos de la libertad

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