En este 2 de abril, se cumplen treinta años de la ocupación de las Islas Malvinas por parte de la dictadura genocida. Tan sólo tres días antes, una extraordinaria movilización obrera había sellado el destino de los Galtieri y Videla. Los dictadores se sirvieron de la justa reivindicación histórica de la soberanía sobre las Islas usurpadas y colonizadas por el imperio británico en 1833, para intentar su propio rescate político. Pero la ocupación nada tuvo de gesta nacional: querían una componenda con los imperialismos yanqui e inglés, en torno de la explotación de los recursos del Atlántico Sur, confiando que el imperialismo yanqui iba a apoyarlos o, a lo sumo, iba a mantenerse neutral. La naturaleza proimperialista y antiobrera de la dictadura genocida impedía que ésta pudiera llevarnos a un triunfo nacional contra el imperialismo, tomando medidas elementales de defensa nacional. Cuando el imperialismo respondió con la guerra, la dictadura nos condujo a una derrota nacional.
Los Galtieri fueron implacables con los soldados argentinos en las islas. Pero capitularon miserablemente a la hora de enfrentar al imperialismo, y expropiarlo en el continente. En ningún momento afectaron los intereses de los países que desarrollaban la agresión militar. Las empresas, estancias y los bancos propiedad del capital yanqui e inglés fueron preservados y la deuda externa se siguió pagando a los agresores imperialistas, mientras capitulaban en el plano militar. Quienes habían masacrado a una generación de los mejores activistas de nuestra clase obrera, mal podían convocarla a la movilización para derrotar al imperialismo. La juventud movilizada a la guerra sufrió el maltrato y las torturas de la misma dictadura que había asesinado a 30.000 compañeros. El mismísimo Alfredo Astiz, tan “valiente” para infiltrarse y secuestrar Madres de Plaza de Mayo, capituló escandalosamente en Georgias ante un destacamento del invasor británico.
Los partidos de la burguesía argentina apoyaron la ocupación con la misma expectativa de la dictadura: un rápido acuerdo con el imperialismo. Luego de la derrota, esos mismos partidos pactaron una salida “ordenada” de las FFAA en el poder, lo que sucedió recién un año y medio después, fundada en el respeto de la deuda externa y de toda la herencia antiobrera de la dictadura.
La victoria del imperialismo alentó las pretensiones del régimen de Thatcher contra la clase obrera inglesa, a la que le inflingió luego duras derrotas, iniciándose un período de agresiones a la clase obrera y a los explotados.
El gobierno kirchnerista se ha servido de este aniversario para volver a realizar invocaciones a la “soberanía nacional”. Pero detrás de la verborragia oficial, asoma la entrega de los recursos petroleros y pesqueros al imperialismo, a cambio de una ficción de `soberanía. En nombre de estos objetivos antinacionales, volverán a convocarnos, en este 2 de abril, a una falsa “unidad nacional”. Un sector de la oposición patronal plantea avanzar sin escrúpulos en esa salida entreguista. Por eso, han salido a reivindicar la soberanía de los `kelpers”, el mismo planteo del imperialismo británico.
En este 2 de abril, el Frente de Izquierda plantea: hoy, como ayer, la burguesía nacional y sus partidos muestran su completa impotencia para llevar adelante las causas nacionales. Señalamos: sólo un gobierno de trabajadores podrá llevar adelante la reivindicación histórica de la soberanía en Malvinas, como parte de una lucha por la expulsión del imperialismo en la Nación y en el continente y en unión internacionalista con los trabajadores británicos y de las potencias imperialistas.
Para los socialistas, la causa de Malvinas está subordinada a una lucha de conjunto contra el imperialismo.
Esa lucha exige, como nunca, la demarcación de campos con la burguesía nacional y sus partidos, y sus múltiples compromisos con los opresores del país.
Esa lucha plantea la unidad internacional de la clase obrera, cuando los usurpadores de Malvinas –y sus cómplices europeos y yanquis– le han declarado la guerra a los trabajadores de sus países, con el objetivo de salvar a sus bancos y regímenes quebrados, lo que ha comenzado a ser resistido por los trabajadores griegos, ingleses y esta semana con el gran paro general de clase obrera española. Ellos son nuestros aliados, y no la burguesía “nacional” entreguista.
La recuperación de Malvinas no vendrá de la mano de la Unasur ni del MERCOSUR, plataformas sudamericanas de colaboración con el imperialismo, con la acción de los monopolios en la región y de sumisión al FMI y a la banca internacional.
Unamos la reivindicación histórica de la expulsión del imperialismo inglés de Malvinas, a la lucha por el no pago de la deuda usuraria; por el retiro de todas las bases militares imperialistas del continente y de las tropas argentinas de Haití; por la nacionalización sin pago del petróleo y el gas, bajo control obrero; por la derogación de la ley antiterrorista y el fin del espionaje oficial; por el salario y todas las reivindicaciones obreras pendientes; por la expulsión del imperialismo de todas las naciones oprimidas, por la victoria de la lucha de la clase obrera europea y mundial contra los `ajustes´ antiobreros de los gobiernos imperialistas. Por los Estados Unidos Socialistas de América Latina, con Puerto Rico incluido, y el socialismo internacional.
Partido Obrero
Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)
En el Frente de Izquierda y de los Trabajadores
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