martes, 30 de julio de 2013

Micro relato: una simple leyenda circular

Les dejo un pequeño relato con sabor a leyenda, donde se pregunta en cierto sentido, qué va a pasar, qué sucedió, cuando los pobres, los que lo han perdido todo, se cansen de los tiranos de ayer y hoy, con sotana, traje o corona. El tema es de la banda Aeon Spoke "The Fisher Tales"


Hace mucho tiempo, tantos que el tiempo tenía otro nombre que ya fue olvidado. Otros dicen que fue hace poco, pero quién soy yo para discutir. Las tierras en cuestión estaban siendo gobernadas por un rey, un monarca, un tirano, tenía tantos nombres que muchos también fueron olvidados. En nombre de deidades que nunca habían sido vistas en aquellas tierras de fuertes calores y amarillos suelos, detentaba su poder. Así lo hizo su abuelo, y después su padre, y antes el padre del padre del padre de su abuelo. Muchos años gobernaron en nombre de deidades que nunca habían sido vistas. Sus prominentes barrigas y sus excelsos ropajes encandilaban las costillas y los harapos de la mayoría de la población.



Pero un día sucedió lo que en esos reinos están predestinados a suceder, ya sin importar si fue hace miles de años o días atrás. Una fuerte hambruna estaba azotando la tierra sin nombre, pero amarilla, las costillas de los que habitaban eran mas prominentes que lo demás, las muertes más numerosas que lo común. Pero ellos, los hijos de los dioses que nunca había sido visto, seguían en sus ropajes excelsos y sus prominentes barrigas. Llegó el día, una ceremonia de las tantas, arriba de un cerro, los señores mórbidos comían pavos asados, frutas jugosas, mientras los habitantes sólo veían gotear su saliva seca, sin sabor. Pero sucedió lo que sucedió, el rey, el monarca, el tirano, cayó, y con él la comida, al suelo, al lado del pueblo hambriento. Y ellos, tan cansados, los que nunca vieron a los dioses en aquellas tierras tristes, se devoraron, rabo a rabo, comenzado con las ropas excelsas, y culminando con la prominente barriga, dejando en el suelo, mientras se calentaba por el ardiente sol, los pavos grasosos y las frutas jugosas. 




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