El despertar del no muerto
Homenaje a los
renegados que resurgieron en las ruinas de Lordaeron
He despertado,
me han despertado.
El aliento pútrido de tierra y olvido
me recibe en carnes blandas azuladas
que solieron ser mías, tan mías, tan poco.
He despertado cobijado en un sepulcro que
desconozco,
con tantos otros.
Me ha rebelado,
desconociendo mis orígenes y mis pasados.
Me ha besado con sus azules labios muertos,
Con sus odios envengados, resurrectos.
Podría desear morir,
aunque lo muerto no muere.
Desearía vivir,
pero lo muerto no vive.
He renacido con la paradoja de los monstruos,
con la macula del desprecio.
Mis manos intercambiables, recocidas
y ensambladas por otros muertos como yo,
no me agradan ni desagradan,
No me nada.
Pude ser muchos, uno, o simplemente nadie.
Pude ser tantos…
Ahora soy solo un tejido pútrido.
Ahora si, unos lengüetazos de recuerdos bajan a
mi cadavérico presente.
Lordaeron, saqueada, mis hijos servidos como
platos fríos a abominaciones monstruosas.
Colgada como cual adorno llamador de sueño, de
pesadilla.
Ahora ellos soy yo, y yo ellos.
Y no ellos.
Lordaeron…
Podría desear morir,
aunque lo muerto no muere.
Desearía vivir,
pero lo muerto no vive.
He renacido con la paradoja de los monstruos,
con la macula del desprecio.
Mis manos intercambiables, recocidas
y ensambladas por otros muertos como yo,
no me agradan ni desagradan,
No me nada.
He renacido en un sepulcro desconocido.
Reconstruido con cuerpos ajenos y extraños.
Me han armado con harapos y llamado “Renegado”.
Con una oxidada y roma espada, me han nombrado El
sin nombre,
el cual no importa.
Me han llamado renegado,
me han nombrado el campeón de las entrañas,
sin saber de morir o vivir,
solo deseo la muerte a los vivos y a los
muertos.
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