Había
una vez una niñita a la que su madre le dijo que llevara pan y leche
a su abuela. Mientras la niña caminaba por el bosque, un lobo se le
acercó y le preguntó adonde se dirigía.
—A
la casa de mi abuela —le contestó.
—¿Qué
camino vas a tomar, el camino de las agujas o el de los
alfileres?
—El
camino de las agujas.
El
lobo tomó el camino de los alfileres y llegó primero a la casa.
Mató a la abuela, puso su sangre en una botella y partió su carne
en rebanadas sobre un platón. Después se vistió con el camisón
de la abuela y esperó acostado en la cama.
La
niña tocó a la puerta.
—Entra,
hijita.
—-¿Cómo
estás, abuelita? Te traje pan y leche.
—Come
tú también, hijita. Hay carne y vino en la alacena.
La
pequeña niña comió así lo que se le ofrecía; y mientras lo
hacía, un gatito dijo:
—¡Cochina!
¡Has comido la carne y has bebido la sangre de tu
abuela!
Después
el lobo le dijo:
—Desvístete
y métete en la cama conmigo.
—¿Dónde
pongo mi delantal?
—Tíralo
al fuego; nunca más lo necesitarás.
Cada
vez que se quitaba una prenda (el corpino, la falda, las y las
medias), la niña hacía la misma pregunta; y cada vez el contestaba:
—Tírala
al fuego; nunca más la necesitarás.
Cuando
la niña se metió en la cama, preguntó:
—Abuela,
¿por qué estás tan peluda?
—Para
calentarme mejor, hijita.
—Abuela,
¿por qué tienes esos hombros tan grandes?
—Para
poder cargar mejor la leña, hijita.
—Abuela,
¿por qué tienes esas uñas tan grandes?
—Para
rascarme mejor, hijita.
—Abuela,
¿por qué tienes esos dientes tan grandes?
—Para
comerte mejor, hijita.
Y
el lobo se la comió. (1)
Notas:
(1) Antes de llegar a manos de los Hermanos Grimm y convertirse en el cuento que conocemos normalmente, y con grandes modificaciones a éste, se considera que el origen del cuento es del s. XVIII, con raíces campesinas francesas.
Extraído de Darnton, Robert (1987) "La gran matanza de gatos y otros episodios de la historia de la cultura francesa". México. Fondo de Cultura Económica.
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