jueves, 5 de enero de 2012

Una humilde presentación

Trotsky, Diego Rivera y André Breton

“(…) El artista nuevo necesitará de todos los métodos y de todos los procedimientos puestos en práctica en el pasado, y algunos más aún, para captar la nueva vida. Y esto no constituirá eclecticismo artistico, dado que la unidad del arte viene dada por una percepción activa del mundo y de la vida.”   
León Trotsky “Arte revolucionario y arte socialista” (1923/24)
 

Luego de mucho tiempo de dudar, pensar si alguien le interesaría leer lo que hago, sale a la luz este blog que llamé “Disidencia con gusto a llano”. En estas primeras palabras, presentaré a a grandes rasgos el blog y también voy a elaborar unas líneas sobre el arte y la literatura tal cual yo las considero.

Hoy en día podemos decir que con el desarrollo tecnológico del capitalismo, se da una situación contradictoria y en constante conflicto. Por un lado, cuantitativamente los medios de expresión, medios de comunicación, en sus diferentes formatos y colores (y porque no también sabores y olores) son más masivos y variados que en otras épocas. Esto no quita que sigan estando en las mismas manos que tiempo atrás, manteniendo el mismo estado de las cosas. Algunos justificándolo fervientemente, otros de manera más tibia y solapada, y están también los que realizan sus tareas por medio del vaciamiento de contenido…y dignidad. Sin embargo, también es cierto que ante tanta vorágine expresiva se abren grietas donde uno puede expresarse quizás de manera más fácil técnicamente (aunque esto no significa o represente efectividad al momento de “llegar” con el mensaje que uno quiere dar). En este sentido surgió la idea del blog, un espacio virtual donde pueda expresarme, yo y mis ideas (más allá de su repercusión).
El nombre que le puse creo que es representativo de lo que quiero hacer con el: un medio más capaz de alzar su mano de descontento (en clave literaria) ante tantos campos sembrados de soja conformista. Donde por medio de mis escritos, como así también reflexiones sobre arte y literatura, aporte un granito de arena (por minúsculo que sea) al descontento mío y de tantos otros por el orden de las cosas.

Creo que es necesario dedicarle algunas líneas al por qué de un blog de literatura. Será de esta manera y no de otra, esencialmente porque es lo que honestamente más fácil se me hace a la hora de expresarme. Además creo que ya existen blogs de disidentes como yo, por los cuales no hace falta otro más del cual lo más seguro no seria de esa calidad (y por disidentes hago referencia a los blogs de la trotskofera de mis compañeros del Partido de los Trabajadores Socialistas). Y como el blog va a ser de literatura, ahora creo que es importante centrarnos en lo que yo en mi humilde opinión considero qué es, y que pretendo con ella.
En un primero momento (aunque no significa que sea por orden de importancia, sino simplemente para darle un orden de presentación) el arte es ante mis ojos, lúdico. Es un juego, una maravillosa expresión que me hace sentir bien, me teletransporta a diferentes mundos, donde yo los recreo o los imagino, los modifico, los odio o los amo. Algo tan líquido y flexible como la misma mente que lo engendra. Es lúdica porque con ella se puede experimentar con las letras, y con las palabras, con oraciones y así infinitamente; con sus sentidos, rompiéndolos, transformandolos o deshaciendo las formas ya establecidas y las por establecer.
Es una actividad, que uno al momento de crearla tiene la elección que deje de ser de uno mismo para que comience a ser de todos aquellos que quieran hacerse con ella. Un trabajo (como lo entendía Marx, como la capacidad de expresar la subjetividad por fuera de si) que uno elige otorgarlo, que adquiera entidad por fuera de uno que la creo. No como nos ha subyugado el capitalismo, donde nuestro producto, todo aquello que sale de nuestras manos y no manos queda por fuera de si sin elección, sin poder optar por ello. En este sentido, el arte es libertad, es la muestra cabal de lo que la humanidad es capaz de hacer si puede romper con sus cadenas.
Pero además de ser libertad y juego, el arte también es expresión social de quien la realiza. Podríamos decir sin miedo a equivocarnos que la literatura es, en cierto sentido, lo que somos. El escritor al ser alguien que no esta fuera de la sociedad y de las clases que la componen, y el lenguaje siendo parte del medio de comunicación social, lo que uno puede crear es parte de lo que ese escritor es por fuera de los párrafos o versos que compone, tanto mostrando lo que odia, lo que ama o lo que desea transformar. Eso no significa que la expresión deba ser chata, eliminando la riqueza del lenguaje que ha desarrollado la humanidad por miles de miles de años. Todo lo contrario, debe usar lo mejor de la técnica y las formas que ha dado la sociedad hasta el momento y con otras nuevas (experimentación, exploración, etc.) para darle vida a lo que uno desea expresar. ¿Y en mi qué sería eso? parafraseando a Charles Dickens, poner todo ese arsenal técnico para desvelar, correr con las manos teñidas de palabras, las nubes de humo de lo que tantas veces nos intentan ocultar. Y citando a León Trotsky y André Breton en su manifiesto por un arte revolucionario independiente “De cuanto se ha dicho, se deduce claramente que al defender la libertad de la creación, no pretendemos en manera alguna justificar la indiferencia política y que está lejos de nuestro ánimo querer resucitar un pretendido arte “puro” que ordinariamente está al servicio de los más impuros fines de la reacción. No; tenemos una idea muy elevada de la función del arte para rehusarle una influencia sobre el destino de la sociedad. Consideramos que la suprema tarea del arte en nuestra época es participar consciente y activamente en la preparación de la revolución. Sin embargo, el artista sólo puede servir a la lucha emancipadora cuando está penetrado de su contenido social e individual, cuando ha asimilado el sentido y el drama en sus nervios, cuando busca encarnar artísticamente su mundo interior” . O también como dijo el cineasta surrealista Luis Buñuel “Este mundo no es el mejor de los mundos posibles”. El arte nunca debería abandonar la poesía, la exploración, la indagación, la experimentación, nadar en el océano de las incontables probabilidades, destruyendo los muros de la naturalización que ven nuestros ojos. La literatura, la palabra debería ser también el estilete capaz de hacer volar por los aires al conformismo plagado por todas partes, mostrando el mar de posibilidades de mundos mejores. Pero también debe ser capaz de quitar la niebla de lo naturalizado, evidenciando la podredumbre que es capaz de entregar este mundo que durante tantos años nos han querido convencer que es el único posible.
Espero que el blog y las palabras en el vertidas sean de su agrado y sino sepan disculpar.

Emmanuel Soria (Martín Martz)
05-01-2012

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